Las matemáticas fueron el “coco” para muchos de nosotros en la época del colegio y hoy en día la enseñanza de esta área causa preocupación en padres y maestros. Pues todos comprendemos su importancia en el éxito escolar de los niños y, sobre todo, en su vida cotidiana.
Pero la pregunta qué debemos hacernos es ¿Cómo estamos apoyando a nuestros hijos en sus procesos de aprendizaje de la matemática? En algunas ocasiones insistimos en utilizar estrategias complejas que van desde plagar la casa de herramientas didácticas hasta contratar clases privadas. Por todo esto, y para evitar que trasmitamos nuestros miedos a los más pequeños, en Genesis Foundation desarrollamos 5 estrategias sencillas para el desarrollo del conocimiento matemático y sus habilidades desde la casa.
1. Empecemos por dejar de evadir la matemática
Es común que deseemos que nuestros hijos sean prodigios de la matemática y el cálculo, cargando de responsabilidad a los pequeños. Sin embargo, les enviamos un mensaje muy distinto en las actividades de la vida cotidiana, continuamente los adultos evadimos las situaciones matemáticas o las resolvemos con estrategias poco lógicas.
¡No evadamos la matemática de nuestra vida! retomemos la lista del mercado, el presupuesto de gastos, el programa de ahorros olvidado, la reorganización de nuestra declaración de impuestos, abandonemos el uso de frases como “ponga más que es mejor que sobre y no que falte” “Dele que el golpe avisa” “a ojo esa cuenta da tanto” “es de tacaños contar las vueltas”.
Aplicando la matemática en las tareas cotidianas veremos cómo esta puede ofrecernos soluciones que harán más fácil nuestra vida y así enviaremos el mensaje de la importancia y utilidad de la matemática a los más pequeños del hogar.
2. Ahora que la matemática hace parte de nuestra vida, empecemos a ubicarla en las de nuestros hijos
Identifiquemos cuáles son los retos cotidianos respecto a la lógica y la matemática de los pequeños, acompañémoslos a alcanzar esos pequeños logros de comprensión como son: la lectura del reloj, contar de 10 en 10 de 100 en 100, organizar sus cuadernos, saber las diferencias de edades entre los primos, padres o amigos, saber cuánto tiene que ahorrar para comprar el juguete que tanto quiere, identificar cuantos días faltan para el fin de semana, clasificar sus juguetes.
En conclusión, pasemos tiempo de calidad con los niños observándolos, jugando, haciendo preguntas, dando explicaciones y ejemplos. Recordemos que el regalo más valioso que podemos hacerles, es compartir tiempo con ellos e involucrarnos en sus actividades.
3. Compartamos nuestro mundo con los niños
Los niños muestran siempre mucho interés en las actividades de los adultos, sin embargo, por practicidad, subestimación o precaución los adultos muchas veces no los invitamos a participar. Estos son escenarios fundamentales para el desarrollo del pensamiento matemático de los pequeños son escenarios para mostrar la lógica con la que funciona el mundo de sus padres o adultos cercanos.
¿Qué tal si empezamos por invitar a los pequeños a hacer la lista de mercado, las cuentas de la casa, a pagar las cuentas, hacer mandados a la tienda, a cocinar, a organizar la alacena etc.?
4. No dupliquemos las lecciones de matemáticas en casa
Los padres cometemos un error bastante común y es confundir nuestro rol con el del maestro. Pensamos que ayudamos a nuestros hijos si hacemos actividades similares a las de una jornada escolar. En algunas ocasiones hasta nos proponemos reforzar y adelantar temas en esta área. Pero no tenemos en cuenta que actualmente los maestros tienen diversas formas de enseñar y que esas formas pueden diferir de las que nos enseñaron a nosotros y esto termina confundiendo a los niños.
Incluso lo que se quería enseñar en la infancia de los padres es distinto, gran parte de los adultos fuimos formados en una escuela que privilegiaba la acción de memorizar, muchos de nosotros tuvimos que memorizar la suma en columnas, la resta prestando, la división por una- por dos y hasta por tres cifras. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la educación actual privilegia la flexibilidad, la creatividad la capacidad de usar lo que se sabe en múltiples contextos, la capacidad de usar lo que se sabe para acceder a nuevos conocimientos.
5. Recuperemos juegos tradicionales y juegos de mesa
Como padres, nuestro rol es disfrutar la infancia de los niños y el juego es la actividad por excelencia para esto. Con algunas de estas actividades, podremos ayudar a nuestros pequeños a desarrollar mejor sus habilidades matemáticas.
Te proponemos desempolvar los juegos de la infancia: los juegos de mesa o los que se disfrutan al aire libre. Recordemos esas actividades con las que nos divertíamos en la infancia y evaluemos si con alguno de esos juegos desarrollamos conocimientos implícitos y explícitos.
¿Recuerdas cuando jugabas en el patio de la casa o en la calle de la cuadra La rayuela o la golosa, bota de tarro, stop de calle, ponchado con bases, la lleva, pañuelo, trompo, canicas, construir y elevar cometas, la margarita, rejo quemado, patitos al agua, escondite, etc.? Pues estos juegos y rondas al aire libre contribuyen al desarrollo de habilidades del pensamiento geométrico, espacial y numérico.
En el caso de los juegos de mesa en los que se desarrollan habilidades y competencias del pensamiento, métrico, variacional y aleatorio seguro recuerdas: parques, domino, damas chinas, ajedrez, stop en papel, tío rico o monopolio, ruta, batalla naval, cuadrito, trique, palitos chinos, escalera, póker, ocho loco etc.
Al parecer tenemos muchas experiencias que podemos compartir con los niños y que les pueden ayudar a fortalecer sus habilidades en el área de la matemática. Aprovechémoslo y pongámoslo en práctica.
Los adultos nos esforzamos por acercarnos al mundo y los juegos de los niños, sin reconocer y recordar que tenemos en nuestra historia un universo cultural de experiencias con las cuales podemos atraer a los niños y compartir significados e historia familiar y cultural.
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